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Años 2002 a 2006 Al final de la página se encuentra el link que lo conducirá hacia algunas de las fotografías de los estudiantes que participaron en las charlas. |
Año |
Reseña |
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2002 |
El Semanario Hebreo señala Que... Ana Vinocur continúa dando conferencias relativas a sus experiencias en la Shoá, también en el 2002, no sólo en los colegios de la red escolar judía, sino en diversos centros educativos tales como Liceo Bauzá, Elbio Fernández , Zorrilla de San Martín Nº 176, Liceo de la Paz Nº 1, Liceo de Libertad, Instituto de Profesores Artigas, Liceo Nº 32 quienes tiene un proyecto para sordomudos que asistieron con intérpretes, algunos de los cuales también asistieron al Museo Recordatorio del Holocausto. También dio una conferencia en la Sociedad de Fomento en Punta del Este, actividad que fue organizada por Wizo. La inquietud por recibir estas charlas y asistir al Museo Recordatorio del Holocausto denotan la importancia del estudio del tema, lo cual debería remarcarse para su inclusión dentro del programa curricular de historia de nuestros educandos, lo cual es una importante meta a alcanzar. |
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Carta del Liceo Héctor Miranda. | |||||||
Carta de la Escuela y Liceo "Elbio Fernández". | |||||||
Invitación de
Liga de Fomento en Punta del Este por la Wizo. |
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Charla en el
“Liceo Ciei” en Colón. |
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Conferencia en el Liceo “Regina Martyrum”. Opiniones por escrito de los alumnos. |
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Carta del Liceo Bauzá de Montevideo. | |||||||
Chicos
sordomudos vinieron a nuestra sede a conocer la Historia del Holocausto. |
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Charla en “Beth
B´nei Tzion” de judíos cristianos |
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Carta del Instituto Integral Hebreo Uruguayo. | |||||||
2003 |
Carta del PANSTWOWE MUZEUM de Auschwitz. | ||||||
Carta del Liceo "CIEI" de Montevideo. | |||||||
Invitación y
charla en La Piedras, más de 300 chicos de varios Liceos. |
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Carta del Colegio y Liceo "Regina Martyrum" | |||||||
Otra charla en
Las Piedras en el Liceo Nº 18 de mayo, invitada por la Prof. Anabel Guizzo. |
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2004 |
Durante el
descanso en Piriápolis , el Director supo que Ana estaba presente y la
invitó a dar una charla en la Radio de Piriápolis. |
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El Dr. Ricardo Ayestarán publica en el Nº 87 de "Informe Uruguay" un excelente artículo denominado "Auschwitz" |
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Invitación a
Punta del Este para estar presente en la mesa redonda con la directiva del
MEMORIAL de Buenos Aires y sobrevivientes de aquel país. Cada uno expresó lo
que vivió en la 2da Guerra Mundial. |
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Carta del Colegio Nacional José Pedro Varela de Montevideo. |
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Carta del secretario del Primer Ministro de Dinamarca. |
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2005 |
Publicación en el Semanario Hebreo |
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Mail enviado por Ana María Cerón Uribe |
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TESTIMONIOS, CHARLAS, ENTREVISTAS Y HOMENAJES DE ANA VINOCUR - año 2005 JULIO
AGOSTO
SEPTIEMBRE
OCTUBRE
NOVIEMBRE
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Profesor Rodolfo Wild, Embajador de Israel Yoel Salpek, Profesora Perlita Rocha en el Rotary Club de Malvín |
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Ana Vinocur es invitada a dictar una conferencia en el Paraninfo de la Universidad de la República Oriental del Uruguay Prof. Gerardo Caetano, Dra. Mariana Blengio Valdés y Ana Vinocur ANA VINOCUR RELATA SU TESTIMONIO EN EL PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA V SESIÓN DEL CICLO DE EDUCACIÓN DE DERECHOS HUMANOS DE LA CÁTEDRA DE LA UNESCO
Es un honor para nuestra Institución informar lo que aconteció el martes 13 de septiembre del corriente en el Paraninfo de la Universidad de la República, en la V sesión del ciclo 2005 de Educación en Derechos Humanos de la Cátedra de la UNESCO sobre el tema " Genocidios del Siglo XX". Los expositores fueron: Prof. Gerardo Caetano, Sr. Diego Karamanukian y Sra. Ana Vinocur. La moderadora fue la Dra. Mariana Blengio. Nos sentimos honrados especialmente debido a que nuestra Secretaria General, Ana Vinocur, tuvo la oportunidad de brindar su testimonio viviente frente al Paraninfo totalmente colmado de estudiantes, docentes, funcionarios, miembros de instituciones y público en general que escucharon a una testigo de la barbarie que estuvo en la mayor hecatombe humana y sin embargo habló sin odio, sin rencor y dejando un mensaje de esperanza. Quien estuvo en campos de concentración y de exterminio sufriendo tanta injusticia, hambre, frío, debilidad, en el barro, con insectos jamás podría haber imaginado sobrevivir de esa situación , y llegar a estar algún día en la Universidad de la República relatándolo a un auditorio tan calificado, receptivo y entusiasta quienes serán multiplicadores de la información y de las sensaciones que recibieron.Y qué emotivo fue , que todo ese público, al finalizar su participación, reconociera la importancia de ese testimonio y durante varios minutos la aplaudiera de pie.Por eso nos sentimos honrados y felicitamos con profundo sentimiento a nuestra querida Secretaria General, Ana Vinocur.
Canelones 1084 C.P.: 11.100 - Montevideo Uruguay Telefax: 598 2 6227223 e-mail: centroshoa@conectate.com.uy
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Linda de Mazatlán Sinaloa, MX escribe: Estimada Sra. Vinocur: Ana Vinocur contesta: Estimada Linda: Cálidos saludos desde
Uruguay:
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2006 |
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Carta publicada en el Semanario Hebreo CARTA A MI MADRE, ANA VINOCUR - Z”L Me siento frente al monitor de la computadora ante un documento en blanco y siento temor... Hace días que quiero escribir un artículo para honrar la memoria de mi madre, Ana Benkel de Vinocur - Z”L, como ella se merece , en nombre de mi familia y doy vueltas y vueltas porque no puedo encontrar las palabras adecuadas, suficientemente dignas, expresivas ni representativas, ni el valor para expresar aunque sea algo de lo que siento. Pero voy a intentarlo... Me siento muchas veces como si tuviese tan sólo cinco años, comprendí que cuando se tiene una pérdida tan grande como quedamos sin padres, hay muchos momentos en los cuales no nos sentimos personas de edad madura, sino niños pequeños que quedamos huerfanitos. Pero lucharemos como nos enseñaste, mamá, vamos a intentarlo con todas nuestras fuerzas mamá, para mantener la memoria de lo que ocurrió en la Shoá por ti y por todos los sobrevivientes a quienes considero héroes sólo por haber sobrevivido. No sé cómo se camina sin ti, mamá, la columna vertebral de nuestra familia y de nuestra Institución el Centro Recordatorio del Holocausto a la cual dedicaste tantos años de tu vida y a través de la cual hiciste parte de tu trabajo en pos de la memoria. ¿Cómo camina esta familia sin nuestro gigantesco ángel protector?… siempre sonriente, con esa sonrisa que era tu principal característica, llena de amor, energía y determinación para cumplir con proyectos nuevos, con objetivos que te trazabas y siempre apoyándonos en todo y siempre ese Amor con mayúsculas. ¿Cómo se camina por la vida, si se fue contigo un trozo de nuestro corazón, una enorme parte de nuestra alegría? En el cementerio, frente a mi familia, los sobrevivientes de la Shoá y ante toda la Comunidad te prometí, mamá que tu obra y todo por lo que luchaste no termina contigo. Dije que luchaste por tu vida en el Ghetto, en Auschwitz y Stutthof, en un barco bombardeado, en el medio del mar Báltico, luchaste contra las enfermedades que te postraron tanto tiempo después de la guerra y ganaste. También luchaste después contra el cáncer y ganaste. ¿Quién podría pensar que ahora sería tu hora final? Tenías tantos proyectos, tanta energía para regalar…? Te hizo una zancadilla sorpresiva la muerte y la recibiste con estupor, no la esperabas, nadie la esperaba, pero le diste una dura batalla, no podíamos creer la forma en la que luchaste, hasta la propia muerte se sorprendió de tu fuerza leonina y tu dignidad. Pero fue una lucha muy desigual, muy injusta muy traicionera y finalmente tuviste que ceder. Ver la valentía de tu hermano Enrique, mi querido tío Enrique Benkel y ver cómo lleva este golpe tan bajo que le quitó a su entrañable hermana, quien personificaba a su madre, a su padre, a su hermanito, a toda su familia en Europa y a todos sus recuerdos compartidos entre ellos dos de manera tan especial, siempre con tanta dulzura con su hermana Ana y verlo a él cómo aceptó con resignación, madurez y dignidad me hacen sacarme el sombrero por él, lo siento como un gigante. Y todos los que sobrevivieron lo hicieron entre otras cosas porque tienen un temple único e irrepetible. En cambio yo me siento tan quebrada como si hubiesen pulverizado todo lo que soy hasta mis cimientos y casi sin poder respirar, pero toda la familia va a levantarse de a poco y vamos a reconstruirnos y honrarte aunque lo hagamos tropezando y llorando. Y lo haremos con apoyo porque ha sido impresionante la solidaridad de la gente, en Uruguay y el mundo. Es algo que ella jamás podría haberse imaginado y estamos todos en verdad agradecidos por ello. Nuestra familia ha tenido el privilegio de tener bien cerca el amor intenso de un ser extraordinario. Lo vivimos siendo concientes del tesoro que teníamos. La valoramos y honramos en vida y así será también después de su muerte. Rita Vinocur de Haim
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Carta publicada el 13 de enero en el Semanario Hebreo por el Rabino Mordejai Maarabi BHN”V Al correr de los versículos… Concluye nuestro libro de Bereshit. Profundas realidades emergen hacia una superficie inquieta que habrá de encontrar a los hijos de Iaacov poblando y multiplicándose en una tierra ajena. El Egipto que los acogió en tiempos de Iosef será la casa temporal de una familia que aguarda el tiempo para el ansiado retorno… Pero nada será fácil en la espera. Por el contrario, toda la trama nacida en aquel sueño profético en medio de una oscura noche durante los días de Abraham, volverá a cobrar certezas y angustias. Las mismas que vivió el Patriarca en medio de aquel ‘Brit ben haBetarim’ – el Pacto entre los trozos -, que le anunció este tiempo y el porvenir de sus futuras generaciones… “Vaiji Iaacov…” son las primeras palabras de nuestra inquietante y oculta parasha. ‘Y vivió Iaacov’ es su traducción. El texto quiere decirnos algo más que el simple relato de los días del patriarca en Egipto, sus últimos años de vida. Allí cuando se nos relata acerca de su muerte, el sello de la vida parece acuñarse en medio de sus días. “Tzadikim bemitatam nikraim jaim” enseñaban los sabios. Es decir, que las ‘personas justas y buenas, aun en su muerte son llamados vivientes’. Porque la muerte para el justo, significa permanecer vivo. “Ma zar’o bejaim, af hu bejaim”, concluían sus palabras. ‘Así como sus hijos continúan viviendo, también ellos permanecen en vida…’. Lecciones de vida aun en la ausencia de la misma… Esta semana sentimos el pensamiento de los sabios más real que nunca. Una mujer que abrazó la justicia y persiguió la verdad; que sobrevivió a la mayor hecatombe del ser humano en la tierra en la modernidad; que fue testigo viviente y caminó sus días para hablar y jamás claudicar en el habla… Nuestra querida y amada Ana Vinocur – su recuerdo sea siempre para la bendición -, nos ha dejado sin palabras. Sin su palabra. Sin su presencia singular. Sin su lucha incesante por detener el horror que significó para nuestras generaciones lo incomprensible y lo imposible… Ana Vinocur Z”L nos deja en parashat “Vaieji”… Cuando nuestro libro primero se cierra. Cuando entre el relato de la Creación y la destrucción, aparecieron seres humanos por los cuales valió la pena haberlo creado… Nuestra Ana Z”L, fue una de esas personas… “Shecol haolam haia kedai hu bishbila”. Todo este mundo valía la pena que fuese creado por ella… Nos deja en la plenitud de “Vaieji”. ‘Y vivió’…Coincidencias? Creo que no… Sus hijos, modelos de acción y entrega comunitaria… Su familia, sus nietos que la amaron, siguen con vida. Y por ello, ella sigue viviendo. Como los justos. Como toda persona buena que supo dar de si su fervor, su amor, su entrega total…diría que su vida para que sus muertos no muriesen dos veces… Desde esta amada Israel, te llevamos en un corazón henchido de dolor pero orgulloso a la vez de haber compartido tu sonrisa y tus ilusiones. De haber aprendido tu lucha y sentirnos parte de tu ejercito terrenal en la memoria y el testimonio… Y tus días seguirán junto a nosotros. Cada mañana y cada anochecer. Para no dejar nunca de estar presentes. Porque la vida del justo, querida Ana, es presente siempre… Tu recuerdo sea para nosotros siempre una bendición. Con el dolor del alma y lágrimas en el corazón, Shabat Shalom uMeboraj! Mordejai Maarabi Kfar Saba, Israel
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Carta publicada en el Semanario Hebreo por el Lic. Mario Marenco Sosa, Presidente del Centro Latinoamericano De Desarrollo ANA VINOCUR Y EUGEN RELGIS, DOS PAGINAS DE VIDA QUE ABRIERON EL CAMINO HACIA LA VERDAD Sólo la benevolencia de Semanario Hebreo y el deseo de consagrar públicamente en sus paginas, la trayectoria de dos vidas que abrieron el camino hacia la verdad, me han inducido a escribir estas líneas, en primer lugar porque una simpatía literaria y de amistad personal con Eugen Relgis, me permitió en un Enero de 1985, proponer ante las Autoridades de la Universidad el justo homenaje por sus altos méritos, su vocación pacifista en defensa del hombre, la justicia y la libertad, con el máximo titulo de Dr. Honoris Causa, entendiendo que nuestra Universidad debía a Regis, un lugar de honor, dado que fue él quien dio el impulso necesario a nuestra juventud desde el Paraninfo de la Universidad como desde las distintas cátedras de la Facultad de Humanidades y Ciencias, a transitar por la libertad de la cultura y comprender al hombre en su devenir y en su permanencia. Relgis, viviendo el drama de la vivencia judía, supo también vivir el drama de nuestros tiempos. Lamentablemente, este homenaje no llegó, aun cuando el mismo dijo " Soy ciudadano de este país hospitalario, donde se desarrolla un ambiente propicio para los que trabajan por la cultura universal y la humanización de las condiciones de la vida social. Siempre he querido hacer culto a estos principios que es profesión de fe en defensa del hombre y expreso mi gratitud al Uruguay y a sus Instituciones". Podríamos decir que Eugen Regis al igual que Ana Vinocur, llegaron y se radicaron en 1947 en nuestro país, después de recorrer mares y tierra. Fueron la personificación de una época trágica, que afectó el alma misma de los pueblos libres. Ello nos permitió, conocerlos muy de cerca y medir la complejidad y profundidad de sus espíritus, reflejados en sus obras. Heridos también en su cuerpo y en carne viva, sintieron en sus almas, los años negros de la Segunda Guerra Mundial , todos los horrores y así sobrevivieron; fue debido a los sacrificados y a los que han perecido en la tormenta del odio y hasta la extinción en los campos de concentración de la vieja Europa. Dos vidas paralelas que abrieron el camino a la verdad, recogiendo en sus manos la antorcha caída, uno la bandera del humanismo y la paz del hombre, Ana, volver a aprender a vivir después de Auschwitz, alertando sobre el antisemitismo y alzando su voz contra la indiferencia ante el odio y el racismo, para que no vuelva a repetirse esta terrible tragedia. ¿Cuántas lágrimas rodaron sobre el rostro de Ana Vinocur? Cuesta creer que dentro de ella, una mujer frágil y fuerte a la vez, pudiera contener tanta historia de vida y de coraje. Pero si, sus testimonios son decisivos para tener en cuenta, en ese aprendizaje vivencial el significado de la vida y el comprometimiento constructivo hacia una mayor autorrealización y socialización entre los seres humanos para el logro de la paz. Por momentos ya en su reciente partida, acaso, ¿podemos agregar a lo que escuchamos de su propias palabras, tratando siempre de edificar un futuro de paz para las nuevas generaciones, algo más que, comprensión y solidaridad? Ana Vinocur y Relgis, son dos columnas que se yerguen para sostener a la humanidad, ese espíritu nuevo del que como decía Eugen: Ahora No mañana, comenzarás a humanizarte. No esperes la orden ajena; obedece alegremente a tu propio mandato. ¡Hay tantas generaciones que murmuran en tu corazón y tantos tesoros reunidos en torno tuyo, que esperan para reflejarse en tu conciencia! Vivieron, para decirlo con sus propias palabras: " espíritus que funcionaron plenamente y ayudaron a que otros trataran de hacerlo. Toda la vida ha sido una contribución inestimable para la lucha a favor de la libertad y de los valores humanos más perdurables. Reconocimientos tuvieron muchos en vida, no obstante desde estas páginas que me permite SEMANARIO HEBREO, merecen y sugerimos algo más que esos testimonios de reconocimiento, un acto final perdurable desde esos mismos recintos Universitarios donde transitaron y dejaron la huella abnegable del concepto de que el dolor es testimonio de vida. Lic. Mario Marenco Sosa Presidente del Centro Latinoamericano De Desarrollo
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UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY El día 7 de enero de 2006 falleció en Montevideo, la Sra. Ana Benkel de Vinocur, sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Stutthof. Vinocur fue recluida junto a su familia, durante varios años en el Ghetto de Lodz en Polonia, previamente a ser deportada a los campos de exterminio nazis. Poco tiempo antes de ser evacuada de Stutthof, ve morir a su madre. Allí fue tomada como rehén junto a otras prisioneras de cautiverio, en buques de carga que fueron bombardeados en el Mar Báltico. Ana Vinocur logra escapar del barco antes de que éste se incendiara en el mar. Una vez en tierra con 18 años de edad y completamente sola, permanece dos años en diversos hospitales enferma de tuberculosis. En el año 1947 cruza el océano, y se reencuentra con su hermano Herschek en Montevideo donde vivirá hasta morir a los 79 años de edad. Ana Vinocur tuvo en Uruguay dos hijos y cuatro nietas. Todos viven en nuestro país. Ana Vinocur nos ofreció su testimonio el día 13 de setiembre de 2005 en el marco del "Ciclo Anual de Educación en Derechos Humanos", de la Cátedra UNESCO, el pasado año. Su relato fue escuchado por casi quinientos compañeros en el Paraninfo de la Universidad de la República. Al terminar todos, en el mÁs absoluto silencio, la aplaudieron de pié. El día 9 de diciembre de 2005 Ana Vinocur acompañó a la Cátedra UNESCO en la sesión de clausura del referido Ciclo, en la cual se entregaron los reconocimientos a los expositores, así como también a los jóvenes destacados en el Concurso sobre "Genocidios en el Siglo XX". Ese día Ana Vinocur dedicó por última vez, su libro, "Sin Título". Ella misma lo donó en ese acto a las bibliotecas de la Dirección Nacional de Cárceles del Ministerio del Interior de Uruguay, con la esperanza de que sirviera de apoyo y motivación a policías penitenciarios y reclusos del Uruguay. A Ana Vinocur, quien nos honró con su presencia y nos enseñó a comprender a través de la ilusión de su rostro, la infinita necesidad de creer en la esperanza y la paz, nuestro mas profundo agradecimiento. Su muerte, no es silencio. Mariana Blengio Valdés Coordinadora Cátedra UNESCO de Derechos Humanos Universidad de la República |
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ANA VINOCUR: CORAJE Y HUMANISMO Tuvo coraje para enfrentar los horrores del nazismo y el asesinato de su familia; tuvo coraje para soportar sus propias penurias; tuvo coraje para enfrentar su supervivencia, creyendo por mucho tiempo, que había sido la única de su enorme familia que pudo salir con vida de la Shoá. Encontró a su hermano; encontró un país como Uruguay que, como ella siempre lo definió, «no solo me abrió los brazos, sino que me dio las fuerzas para vivir luego de haber nacido nuevamente.» Desde Uruguay, Ana Vinocur se convirtió en un referente de la historia del Holocausto. Su vocación por hacer conocer, generación tras generación, su propia experiencia, y a través de ella lo que fue la Shoá, constituyó un ejemplo de vida. Y lo hizo movida por sentimientos que nunca supieron de odio sino que al igual que Simón Wiesenthal, Elie Wiesel y muchos otros que sobrevivieron a la barbarie nazi, buscaron durante estos últimos sesenta años, justicia y memoria. Ana Vinocur transfirió su humanismo en esa búsqueda y hallazgo de la memoria por diversas vías que los uruguayos hemos conocido durante las últimas décadas: varios libros, innumerables conferencias en colegios y liceos de todo el país, y testimonios televisivos que nos quedan como un legado documental del cual todos debemos seguir aprendiendo. Sin dejar de recordar nunca como se gestó y se desarrolló el veneno del nazismo y la barbarie del Holocausto, Ana Vinocur siempre brindó en sus clases de vida precisamente eso: hacer primar los valores del ser humano, de aquellos que la salvaron, aquellos que la ayudaron a sobrevivir durante y después de la guerra, siempre convencida de que la maldad en el hombre no pertenece a la mayoría y siempre apostando con mucho coraje a rescatar lo «humano» en el hombre. Su mensaje siempre fue positivo aunque sobrevivió el ejemplo más negativo de la maldad humana. La desaparición física de Ana Vinocur nos enluta a todos. Las generaciones futuras debemos rescatar los conceptos de fe y esperanza para seguir haciendo justicia con la verdad histórica y para construir permanentemente la memoria a fin de edificar un mejor futuro. Dr. Eduardo Kohn |
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CARTA DEL EMBAJADOR DE ISRAEL SR. YOEL BARNEA Montevideo, 12 de enero de 2006
Sra. Rita Vinocur Presente
Estimada Rita: Es con mucha tristeza que recibimos la noticia del fallecimiento de su Sra. madre Ana Vinocur Z"L. En nombre del Estado de Israel, de su Ministerio de Relaciones Exteriores y en el mío propio deseo manifestar nuestro más sentido pésame. La Sra. Ana Z"L personificó para todos nosotros y principalmente para la joven generación, un ejemplo de coraje, perseverancia y solidaridad. Su obra para perpetuar la memoria de nuestros hermanos exterminados en el Holocausto, no en nombre del odio y la venganza, sino a fin de buscar justicia y memoria, es un testimonio de vida y de fuerza moral, que todos nosotros debemos valorar y admirar. Al igual que Simón Wiesenthal que falleció algunos meses atrás, la Sra. Ana Z"L dejó en su obra cotidiana, a fin de hacer conocer los horrores y las nefastas experiencias personales y colectivas del Holocausto, un mensaje y un legado de suma importancia para el pueblo judío y todas las naciones de buena voluntad: “Nosotros no nos hemos olvidado y nunca nos olvidaremos de ustedes, hermanos nuestros desaparecidos en el Holocausto”. “Un pueblo que en el presente no recuerda su pasado, no tiene futuro” dijo un célebre sabio. El pueblo judío tiene una larga memoria, aprendemos en el presente, basándonos en las experiencias del pasado, para que estos terribles acontecimientos nunca vuelvan a repetirse, en el espíritu del mensaje y del legado de la Sra. Ana Vinocur Z"L. Reciban ustedes, estimada familia, la expresión de mis sentimientos de dolor y de tristeza en este difícil momento y las condolencias más profundas también en el nombre del Estado y del pueblo de Israel. Fraternalmente, Yoel Barnea Embajador de Israel en Uruguay |
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ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SEMANARIO HEBREO MURIÓ UNA GRAN LUCHADORA "Vivir se debe la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte". Cuando falleció papá hace ya un año y medio, esa frase resumía cabalmente lo que sentíamos, en medio del profundo dolor, sobre la hermosa vida que había vivido. Lo mismo, exactamente lo mismo, podemos decir hoy todos nosotros, todos aquellos que la conocieron o leyeron, sobre Ana Vinocur (Z"L). La sonrisa que caracterizaba a Ana era reflejo de su alma, en la que combinaba perfectamente una gran dulzura con un temple increíblemente fuerte. Sobrevivir al infierno que a ella le había tocado pasar, con otros millones de nuestros hermanos, ya era toda una hazaña, en la que estamos convencidos de que el azar no era el único elemento a tener en cuenta. Pero vivir como ella lo hizo después, con un mensaje de recuerdo imperativo y al mismo tiempo de amor a la vida, tolerancia e integridad, eso ya es otra historia. Ana no podía permitir el olvido. Pero el recuerdo no le llenó de odio ni la convirtió en un ser resignado ni amargado. Supo mirar hacia adelante, sin dejar que las sombras de Auschwitz – como el título de uno de sus libros – sofocaran su futuro. Ana no era persona de venganzas, pero sí de justicia. Por eso, consideramos muy apropiado lo que dijo el Presidente del Comité Central Israelita Ernesto Kreimerman, que el darle sepultura años después del holocausto, en un cementerio judío en Uruguay, es una victoria por sobre el nazismo, que no logró borrar la existencia judía de la faz de la tierra. Ana tuvo, claro está, la suerte de llegar a nuestro bendito Uruguay. No todos los sobrevivientes llegaron a tierras tan amigas y de corazón tan abierto, donde el tema no era sólo que todos eran inmigrantes, sino el alma de quienes habitaban esta tierra. Y decimos "esta tierra", mientras escribimos estas líneas desde Jerusalem, porque eso siempre se lleva adentro. Ana Vinocur, en su eterno descanso, seguro estará siempre acompañada del recuerdo de la familia que perdió en el Holocausto, de sus seres queridos , la familia que formó en Uruguay, de todos aquellos que la quisieron y respetaron con solo oírla y sin duda también de Uruguay, en cuya tierra hoy se halla en paz. Debe haber pocos casos en los que sea más apropiado, exhortar a sus hijos Rita y Víctor, a sus nietos y familiares todos – que seguramente ya la extrañan – decir que en su bendito recuerdo hallen consuelo.
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CARTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO HEBREO Montevideo, 15 de enero Sra. Ana Jerozolimski Estimada Directora: Estoy pensando en Ana Vinocur, y necesito decirles a mis amigos de esa casa, lo que experimento. Hace mucho tiempo conocí a Ana al ir a su casa, para una entrevista destinada a "El País". Había leído "Sin título" sabía quién era, la admiraba, pero creí encontrarme con alguien diferente. Una persona que, por tanto sufrimiento debía vivir doblegada por los horribles recuerdos. Cuando la vi plena de vida, risueña, encantadora, tuve que expresarle mi asombro. "En su lugar", le dije, "yo estaría llena de odios, rencores, amarguras". Y ella me contestó: "No quiero odiar, se lo dejo a los nazis. Quiero sonreír, estar alegre para quienes me rodean. No debe haber en mí lágrimas, sino sonrisas. Nunca olvidaré la impresión que me llevé de ella. En los años, de cuándo en cuándo, ella, que podía comunicarse con gente muy importante, me llamaba, a mí, por teléfono. Hace poco hablamos y como cada vez que lo hacíamos aumentaba mi afecto y mi admiración por Ana Vinocur. Ana está ahora en el cielo, donde Dios la recibió sin duda como lo merecía. Nosotros, desde aquí, no la olvidaremos. Adda Laguardia |
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MENSAJE PUBLICADO EN EL SEMANARIO HEBREO Mensaje pronunciado por el Lic. Rafael Winter, vicepresidente del Centro Recordatorio del Holocausto, en ocasión del sepelio de Ana Vinocur (Z"L) el 8 de enero de 2006 Queridas familias Vinocur, Benkel, Haim; queridos amigos: Nos toca la muy difícil tarea de darle el último adiós a nuestra querida Ana Vinocur. Todo un símbolo, un emblema de nuestra comunidad. Testimonio de la Shoa durante décadas. Realmente, un pedazo de historia. Con su fallecimiento, Ana deja un vacío, que será muy difícil, casi imposible de llenar. Desde pequeño, he sido conciente de lo que la Shoa trágicamente ha significado, para nuestro pueblo y también para la humanidad. Sin embargo, solamente cuando conocí – y compartí – con Ana Vinocur, me di cuenta de que había algo más. Me di cuenta que recordar especialmente la Shoa y perpetuar la memoria es realmente un deber, un mandamiento: una Miztvah. Como lo dijera el filósofo judío Emil Fakenheim: el mandamiento número 614. Zajor! Lo tishkaj!. Recuerda. No olvides! Por sobre todo, Ana realzó el supremo valor de la memoria. Partiendo de su propia historia (elocuente y emotivamente narrada en su «Libro sin Título»), de Lodz, de los Ghettos, de los Campos, de Auschwitz, Ana consideró que su milagrosa supervivencia debía tener una razón, un sentido. Y cuando volvió a vivir después de Auschwitz, ya afincada en el Uruguay, decide, años después, dedicar su vida a la enseñanza y al esclarecimiento de la Shoa. Y efectivamente enseñó y esclareció con altura, equilibrio y ponderación. Haciendo posible la conservación del recuerdo y la memoria. Ana Vinocur fue el nervio motor de «Sheerit Hapleita», Organización de Sobrevivientes de Víctimas del nazismo, y de nuestra organización, el Centro Recordatorio del Holocausto, sin desmedro de quienes dieron y siguen dando mucho por la causa. Ana Vinocur fue el «alma mater». El Museo, las actividades anuales, artículos, publicaciones, libros. Sus encuentros con alumnos de los colegios judíos, janijim y bogrim de tnuot (movimientos juveniles). Sus innumerables encuentros con alumnos de colegios no judíos e incluso universitarios. Todavía resuenan en mí, los ecos de los estruendosos aplausos que Ana recibió hace tres meses en el Paraninfo de la Universidad, participando de un panel, junto a personalidades muy destacadas. Expuso elocuentemente acerca de la Shoa y de su experiencia personal. El público, en su gran mayoría estudiantes universitarios, la ovacionó de pie, siendo ésta una de las tantas veces que Ana cosechó merecidos aplausos y elogios. Demás esta decir, que este episodio nos demuestra que la dimensión de Ana Vinocur excedió el marco comunitario y se extendió al ámbito nacional, ámbito en el cual ella también tendió puentes, fue reconocida, apreciada, distinguida y valorada. Fue por sobre todas las cosas, una Eshet Jail, una mujer virtuosa en todo lo relativo al marco familiar: como hija, hermana, esposa, madre, abuela y suegra. ¡Quien mejor que su propia familia para corroborarlo! Y además de lo ya mencionado, fue una mujer activa en la comunidad. Respetuosa de nuestras tradiciones y costumbres. Amante de la cultura Idish. Sionista: profundamente encariñada con Medinat Israel. Ana Vinocur nos ha dejado un legado formidable que debemos, todos, conservar y continuar. Todos. Sobrevivientes. Hijos de sobrevivientes. Nietos de sobrevivientes. Cada integrante de esta comunidad. He tenido el privilegio, de haber compartido horas, trabajo, charlas y experiencias, con este ser humano maravilloso del cual mucho aprendí. Y tengo permanentemente grabada en mi retina la imagen de Ana Vinocur en nuestra escuela, encendiendo año tras año una de las seis velas en el día de Iom Ha Shoa, acompañada por su hija y sus nietas. El destino, caprichoso e imprevisible, se adelantó una vez más y seremos ahora nosotros, quienes encenderemos una vela por ella. El libro finalmente habrá de tener un titulo. Lo escribirá alguno de nosotros y el mismo, seguramente será «Ana Vinocur: luchadora, digna y heroica mujer judía, que brilló con luz propia». Ana Vinocur: has ingresado a la inmortalidad. A partir de ahora, definitivamente formas parte – en realidad ya formabas parte anteriormente – del selecto grupo de personajes, integrado por los grandes del pueblo de Israel. ¡Bendita sea tu memoria! RAFAEL WINTER |
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CARTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO HEBREO UNA VIDA LUCHANDO - ANA VINOCUR (Z"L) 1926-2006 - Nació el 25 de septiembre en Lodz, Polonia, hija de Rifka Bocian y Henoj Wolf Benkel . Tiene un hermano mayor, Herschek (que en Uruguay se llamó luego Enrique). - En 1933, nace su hermano, Leibush. "Es la alegría del hogar"- escribió Ana . - "Ana tiene una infancia feliz"- cuenta su biografía en el sitio oficial de Ana Vinocur. - El 1º de septiembre de 1939, Alemania invade Polonia sin declaración previa de guerra. - 1940: Fallece la abuela materna de Ana. - Se aísla a los judíos en el "Ghetto de Lodz". Sólo se pueden comunicar con el resto de la ciudad, cruzando el puente elevado, y para ir a trabajar. - 1941: Los judíos son obligados a trabajar para los alemanes a cambio de una mísera ración de comida. Hacen uniformes, botas, pantalones, ropa interior, etc. Ana trabaja en un taller de alfombras y Herschek en un taller metalúrgico. - 1942: El hambre y las enfermedades hacían estragos entre la gente. Ana y Herschek comienzan a fabricar clandestinamente caramelos para canjearlos por comida y así alimentarse un poco mejor ellos y su familia. - Los alemanes llevaban periódicamente judíos a "destinos desconocidos". Se llevan a Leibush... Nunca más se sabrá de él... - 1944: Ana y el resto de su familia son llevados al campo de concentración y exterminio de Auschwitz. El padre y Herschek son separados de Ana y su madre. Los nazis asesinan al padre de Ana en las cámaras de gas. Las chimeneas trabajan sin cesar... - 1945: Ana y su madre son trasladadas a Stutthof. Los cadáveres yacen en el suelo amontonados... " El canto de Ana aquieta a las fieras"- escriben en su biografía. - Las epidemias se extienden... La madre de Ana muere en sus brazos por hambre y falta de medicamentos... - Comienza la derrota de los nazis. Los pocos judíos sobrevivientes son embarcados como rehenes rumbo a Alemania. En el barco Ana conoce a Ianka Wasik, quién posteriormente le salvará la vida... - Los barcos son bombardeados por las fuerzas aliadas durante el viaje pero Ana y Ianka se salvan. Son rescatadas por un buque salvavidas alemán de la Wehrmacht. - 1945: Los nazis son finalmente derrotados por las fuerzas aliadas. Termina la oscura y trágica pesadilla... El 3 de mayo Ana y Ianka son liberadas y trasladadas al hospital Stadtisches Krankenhaus Kiel, luego al Kronzhagan cerca de la ciudad de Kiel. Posteriormente son llevadas al hospital provisorio Hilfskrankenhaus Schäfstedt también cerca de Kiel. - 1946 : Ana y Ianka son nuevamente trasladadas, esta vez al hospital St. Ottilien para atender sus malogradas saludes. Luego al TBC Sanatorium Gauting cercano a Munich. Posteriormente son trasladadas al sanatorio - hogar Kneippianum en Bad Wörishofen, su "albergue de lujo", hasta su recuperación total. Allí se reencuentra con su prima Nina. Ana ayuda a las víctimas de la guerra cantando como solista en un coro dirigido por el Profesor Banosh. En esa oportunidad se fortalece su vocación por el canto. - En 1946 Ana parte de Alemania rumbo a Francia, Bélgica y luego a América. - 1947: Ana, a bordo del "Campana", llega a Uruguay donde se reencuentra con su hermano Herschek después de varios años sin saber si estaba vivo o había sucumbido en manos de los nazis. Son albergados en Montevideo por sus tíos Beinish y Hinde Bocian, hermano de la madre de Ana junto a su esposa. - 1948 Ana conoce a Alberto Vinocur, su futuro esposo. - "Viví con él 45 años hasta que falleció"- escribió Ana." Me hizo sentir feliz y amada, apoyada en todos mis proyectos y decisiones. Me dio la alegría de poder edificar un hogar sólido a semejanza del que perdí a causa del nazismo. Tuvimos dos hijos, Rita y Víctor, que nos dieron cuatro nietas" Ana toma clases de canto con el profesor Domingo Dente, director del coro del SODRE. Graba su primer LP en Montevideo, acompañada por 15 músicos profesionales. - Graba dos discos en Buenos Aires, uno acompañada por el maestro SimónTenowski y el otro por el maestro Mario Nicoli con letra y música de su hermano Enrique Benkel. - Graba un disco en New York "Songs of the Ghetto and Jewish Folklore" - 1972 Publica su primer libro "Un libro sin Título". "Nuestro deber es relatar los hechos, la terrible verdad, para que la conozca cada persona civilizada, especialmente los jóvenes"- escribió. "Nosotros tenemos una gran deuda con el mundo civilizado por lo que tenemos que contar con exactitud y fidelidad lo que significó el nazismo nada menos que en el siglo XX" - 1974: El Ministerio de Educación y Cultura de nuestro país, premia el primer libro de Ana, "Sin título", como obra literaria del año. - 1987 Es designada Secretaria General del "Centro Recordatorio del Holocausto" en Uruguay. - 1990 Publica su segundo libro "Luces y sombras después de Auschwitz" "No, no permitiré que me acompañen las sombras durante toda mi vida"- afirmó." Los recuerdos son verdugos esperando su presa. Tampoco admitiré que me escolten las figuras de los masacrados. Tengo que seguir viviendo con la gente que no sufrió aquel infierno" - 1996 Ana y Enrique deciden viajar a Polonia en una "Marcha por la vida" . Visitan entre otros lugares, Lodz, el ghetto de Varsovia y el ex infierno de Auschwitz. "Y nosotros no olvidamos, porque ¡estamos aquí! Junto con miles y miles de jóvenes, llevando banderas de todas las naciones y la del Estado de Israel, caminando en Auschwitz, pero por ¡LA VIDA! " - 1999 Publica "Volver a vivir después de Auschwitz" una ampliación del libro "Luces y sombras después de Auschwitz". - En setiembre del 2005, presentó nuevamente su testimonio de vida, en el Paraninfo de la Universidad de la República, en el marco del "Ciclo Anual de Educación en Derechos Humanos" de la Cátedra UNESCO. "Su relato fue escuchado por casi quinientos compañeros"- nos escribieron los organizadores. "Al terminar todos, en el más absoluto silencio, la aplaudieron de pié". Pero este fue sólo uno de los numerosos reconocimientos que Ana recibió, afortunadamente, en vida. - Falleció el 7 de enero del 2006. BENDITA SEA SU MEMORIA
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De: Comite Central
Israelita del Uruguay [mailto:cciu@cciu.org.uy] Sent: Tuesday, January 10, 2006 10:06 AM Subject: Nos duele la muerte de Ana Vinocur Como si fuera despedida no sabida, la vimos - siempre destilando energía positiva - hace menos de un mes a la Señora Vinocur. Fue en el Agasajo a la Prensa anual organizado por el Comité Israelita del Uruguay y estábamos, a diferencia de otros años, frente al mar. Allí, cerca de donde terminan y comienzan tantos ciclos, el destino eligió para nosotros el privilegio de darle un beso de adiós a quien tanto bien hizo y hará por siempre a la humanidad. Una sobreviviente de la tragedia judía a manos de los nazis, que predicó en carne propia, que el amor puede más que el odio. Una sencilla gran mujer, sensible y fuerte, abierta a la fe y al cariño de las personas sin distinción, que incluso supo acompañarnos en un festejo religioso afro y recibir de nosotros un reconocimiento a su ejemplo. También guardamos especialmente uno de los muchos libros de su autoría, que recibimos de sus sufridas manos. Para quien casi volvió de la muerte, hoy enfrentarle en medio de la paz y el cariño de sus propios y de la gran familia de amistades que supo cultivar - entre quienes nos incluimos orgullosamente - es más duro golpe para quienes sentimos su falta que para sí misma, seguramente. El espíritu de Ana Vinocur vivirá por siempre en las palabras y en las acciones de quienes seguiremos su legado de reivindicación con la vida. Uruguay vive otra shoá por tu partida. Hasta siempre querida Ana.
ATABAQUE Susana Andrade
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PUBLICADO EN EL SEMANARIO HEBREO "El odio se lo dejo para los nazis" El sábado falleció Ana Vinocur. La noticia, así de simple, así de dramática y contundente. Ella, que libró tantas batallas, que construyó siempre, se había plantado frente a la muerte durante casi dos semanas. Y así como vivió, murió, sin concesiones; luchando constructivamente. Con dulzura, con decisión, luchando, honrando la vida. Ana es…Ana ha sido, en el más pleno sentido de la sentencia de Bertold Brech, una imprescindible. Luchó toda la vida. No se dio tregua. Retrucó con su ejemplo a todos aquellos que creían, incluso con razón, que construir vida después de la Shoá era imposible. En realidad, y así lo enseñaron tantos y tantos sobrevivientes que se instalaron en nuestro país, que no era fácil, pero no imposible. El domingo, en el cementerio, cuando nos tocó despedirla en nuestra condición de presidente del Comité Central Israelita, afirmábamos, y así estamos convencidos, que el simple hecho de estar allí un grupo inmenso de judíos, en un cementerio judío, bajo las condiciones que nuestra esencia judaica nos impone, era, en sí mismo, una victoria más de Ana sobre el nazismo. Era, y es, una victoria de la condición judía. En esa construcción, Ana había sido y es un referente. Allí estábamos congregados, unidos en Ana, cumpliendo con el imperativo que nos señalara Abraham; en campo propio enterrando a nuestra Sara. Eso nos legó Abraham; no renunciar nunca a dar, por más adversas que fueran las circunstancias, judía sepultura a nuestros padres, hermanos e hijos. Y allí estábamos, unidos en Ana, en el mismo lugar, el mismo terreno, que hace apenas algo más de 90 años un grupo de judíos adquirieron para concretar ellos el ejemplo de Abraham. Enterrar a nuestros muertos, a perpetuidad, como está escrito. Para hacer lo que aún hoy, algunos, en este mismo país, no pueden hacer. Y así acompañamos a Ana, a su familia, a nuestra comunidad. Y así, decenas y decenas de miembros de la comunidad y de ciudadanos uruguayos, intentamos rodear de afectos, de contención, a la familia de Ana, construcción fundamental de esta idisch mamme, luchadora incansable de la causa judía. Se podrían decir miles de cosas buenas de Ana pues ella, esencialmente, una mujer buena; incansablemente buena. Quiero rescatar su participación en el Ciclo 2005 de Educación en Derechos Humanos de la Cátedra UNESCO de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República. Junto a Ana estaba el Profesor Gerardo Caetano y la moderadora fue la Dra. Mariana Blengio, responsable de la Cátedra UNESCO. Allí habló Ana de la Shoá, desde esa perspectiva personal y humanista con la que encaraba su enfoque. Había un segmento del relato netamente vivencial, desde una perspectiva humanista, sin odio y sin olvido, para una construcción positiva del futuro. Rescatando el triunfo de la vida sobre la muerte, del humanismo sobre el odio, del amor al prójimo por sobre la discriminación y el desprecio racial. Su mensaje se iniciaba desde una perspectiva personal y globalizadora que marcó profundamente a los estudiantes del Derecho, a los cadetes de la Policía Nacional y a los cadetes del Ejército Nacional que participaron del curso académico. Fue una clase de historia, de humanidad y de derechos. No exagero nada al afirmar que ninguno de ellos fue el mismo al terminar de escuchar aquella exposición. Por eso Ana fue invitada al estrado cuando la Cátedra UNESCO, en el Paraninfo de la Universidad, que sólo está llamado a jornadas académicas y cívicas trascendentes, con la presencia de las más altas autoridades universitarias, policiales y castrenses, hizo entrega de los diplomas. Estaba junto al rector Rafael Guarda, la Ministra de Defensa Nacional, Azucena Berruti, los Profesores Grado V Adolfo Cassinelli Muñoz y José Cagnoni. Entre ellos, Ana Vinocur. Completando el Paraninfo, además de 500 estudiantes y familiares, el Comandante en Jefe del Ejército, Tte. Gral. Ángel Bertolotti, acompañado de un conjunto de Generales vinculados al área de formación de oficiales de la Fuerza. Este acto tuvo lugar hace pocos días, hace apenas un mes, cuando comenzaba diciembre. Y para jánuca estaba prevista su participación en el acto de encendido de las velas. Ana ya no pudo estar allí. Unos días antes debió ser internada y sus ganas de vivir volvían a dar una batalla, la última. En estos días, el nombre de Ana recorrió miles de casas, miles de lugares de trabajo. Fue pronunciado por miles de hombres y mujeres. Con distintas palabras, y todos con el mismo reconocimiento: Ana triunfó, como le gustaba decir a Simón Wiesenthal, sobre sus captores nazis. Los sobrevivió a todos. Vivió con alegría, la que construyó sin olvidar ni una sola lágrima de sus penas. Judía en su esencia y en su insistencia, educó a sus hijos y nietas en el marco de una comunidad sionista como la que más. Y fue enterrada, en un cementerio judío de ésta comunidad judía, amparada por la sociedad uruguaya a la que tanto amó. Vivió con tanta intensidad y humanismo, que hasta resultaba natural escucharla decir “el odio se lo dejo para los nazis”. A Ana quiero agradecerle por lo que ha hecho, pero aún quiero agradecerle por lo que hará pues sus conferencias y sus libros seguirán hablando por ella, trascendiéndola, para que las nuevas generaciones escuchen la voz suave y dulce de quien sufrió dolor y no supo de odio. Que su alma quede ligada a los lazos de la Vida Eterna. Ernesto Kreimerman Pte. del CCIU |
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CARTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO HEBREO Comité Central Israelita del Uruguay Nº05/06 Enero 10, 2006 Queridas familias Vinocur - Benkel Presente El Comité Central Israelita del Uruguay expresa su profunda congoja por la pérdida de la querida Ana Vinocur Z"L que enluta a nuestro ishuv. Ana personificó un testimonio, denuncia y ejemplo de vida dedicada a la lucha por la memoria de la más trágica página de la historia de nuestro pueblo: la Shoá. Ana fue todo eso sin olvidarse de ser mujer, esposa y madre ejemplar. Nada de lo humano le fue ajeno; nada de la esencia judía le fue extraño. Su labor la desarrolló a través de sus conferencias y charlas en los más variados ámbitos y para todas las edades. En especial en las escuelas y ambientes juveniles. Plasmó sus recuerdos y mensajes en libros y fomentó el recuerdo a través de la publicación “Sendero”. Título éste, sugestivo ya que fue esa su aspiración: crear un sendero que a través de la conservación de la memoria vaya desde el Holocausto hasta un futuro de esperanza, de convivencia pacífica, de amor y alegría de la vida. Tal como dice el himno de los partizanos, su inolvidable sonrisa nos decía que a pesar de los enemigos de nuestro pueblo: “Estamos aquí!” No olvidaremos a quien nos enseñó a no olvidar y a educar a nuestros hijos en los valores de la esencia judía. Encuentren consuelo en su recuerdo y en la continuidad de su obra.
c.c. Centro Recordatorio del Holocausto
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e-mail recibido de Alejandro Bespalko - Ierushalaim, Israel Cuando La Vida Comienza, |
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El Embajador de Polonia en Montevideo Montevideo, 11 de enero de 2006 Señores De mi mayor consideración: Me dirijo a Ustedes en tan
luctuoso momento, con motivo de expresar mis sinceras condolencias por el lamentable deceso de vuestra Señora Madre. Quiero subrayar también que Ana, como polaca nacida en Lodz, tenía muchos amigos entre los integrantes de la comunidad polaca, siempre fue considerada una gran propulsora del mantenimiento y profundización de las cordiales relaciones entre las diversas comunidades existentes en Uruguay. Guardaré por siempre la versión autografiada con la dedicatoria personal de Su libro "Volver a vivir después de Auschwitz", como un buen recuerdo de una gran amiga, una mujer con una fuerza vital implacable y una personalidad trascendente. Deseo por este intermedio presentar a Ustedes mis respetuosas condolencias por la irreparable pérdida sufrida, les ruego acepten mis expresiones de profundo pesar, así como las seguridades de mi más alta y distinguida consideración. Lech Kubiak
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e-mail recibido del Consulado de Dinamarca en Uruguay De: Real Consulado de Dinamarca Enviado el: Lunes, 23 de Enero de 2006 11:34 a.m. Para: Centroshoa@conectate.com.uy Asunto: Condolencias Sr. Pinkus Benedykt Presidente del Centro Recordatorio del Holocausto Montevideo Estimado Sr. Stolovich: De regreso de vacaciones, accidentalmente tomé conocimiento del fallecimiento de Ana Vinocur. Haberla conocido en oportunidad de la amable invitación que ese Centro me extendiera en octubre de 2003, fue una experiencia inolvidable. Su sonrisa la llevo gradada en mi memoria, como testimonio de la fuerza moral que solamente seres humanos muy privilegiados pueden ostentar, para sobrellevar con heroísmo las peores circunstancias que la vida puede deparar. Le agradeceré reciba mis más sentidas condolencias y las trasmita a todos los miembros del Centro, a la vez que le ruego las haga extensivas a su hija Rita de quien también guardo un grato recuerdo. Sinceramente, Elizabeth M. Brugnini Cónsul General Honorario de Dinamarca en Uruguay |
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e-mail recibido del Comité Central Israelita del Uruguay De: Comité Central Israelita del Uruguay Enviado el: Martes, 10 de Enero de 2006 12:14 p.m. Para: Rita Vinocur; Centro Recordatorio del Holocausto Asunto: Nos duele la muerte de Ana Vinocur Como si fuera despedida no sabida, la vimos - siempre destilando energía positiva - hace menos de un mes a la Señora Vinocur. Fue en el Agasajo a la Prensa anual organizado por el Comité Israelita del Uruguay y estábamos, a diferencia de otros años, frente al mar. Allí, cerca de donde terminan y comienzan tantos ciclos, el destino eligió para nosotros el privilegio de darle un beso de adiós a quien tanto bien hizo y hará por siempre a la humanidad. Una sobreviviente de la tragedia judía a manos de los nazis, que predicó en carne propia, que el amor puede más que el odio. Una sencilla gran mujer, sensible y fuerte, abierta a la fe y al cariño de las personas sin distinción, que incluso supo acompañarnos en un festejo religioso afro y recibir de nosotros un reconocimiento a su ejemplo. También guardamos especialmente uno de los muchos libros de su autoría, que recibimos de sus sufridas manos. Para quien casi volvió de la muerte, hoy enfrentarle en medio de la paz y el cariño de sus propios y de la gran familia de amistades que supo cultivar - entre quienes nos incluimos orgullosamente - es más duro golpe para quienes sentimos su falta que para sí misma, seguramente. El espíritu de Ana Vinocur vivirá por siempre en las palabras y en las acciones de quienes seguiremos su legado de reivindicación con la vida. Uruguay vive otra shoá por tu partida. Hasta siempre querida Ana. ATABAQUE Susana Andrade |
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e-mail recibido de la Sociedad Israelita de Paysandú De: Israelita Paysandú Enviado el: Lunes, 23 de Enero de 2006 12:06 p.m. Para: centroshoa@conectate.com.uy Asunto: COMPARTIMOS EL DOLOR Estimados amigos del CENTRO RECORDATORIO DEL HOLOCAUSTO Y SOCIEDAD AMIGOS DE IAD VASHEM Expresamos nuestras más sentidas condolencias ante la desaparición física e irreparable de quien fuera paradigma símbolo y emblema de vuestra organización y de todo el Yshuv uruguayo, ANA BENKEL DE VINOCUR (Z"L) Que llevó su voz, pensamiento y que sus testimonios del Holocausto, su experiencia personal y familiar sirvieron para que perduraran en el tiempo con la enseñanza y el recuerdo de la Shoa. Para nosotros serán inolvidables las oportunidades que estuvo en Paysandú, la ultima vez en el año 2005. Hacemos extensivas nuestras condolencias a las familias Benkel , Vinocur y Haim. COMISIÓN DIRECTIVA Sociedad Israelita de Paysandú |
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Carta escrita por Simone Veil, una sobreviviente del Holocausto muy famosa, Presidenta de la Fundación por la Memoria de la Shoá en Francia
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FESTIVAL DE CINE JUDÍO DE PUNTA DEL ESTE 27 de Enero de 2006 Con una enorme repercusión y a
salas llenas, se llevó a cabo el III FESTIVAL DE CINE JUDÍO DE PUNTA DEL ESTE en varias salas del Hotel CONRAD y en el Cine Cantegril en forma
simultanea..
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Museo que se inauguró en el Instituto Ariel Hebreo Uruguayo con los nombres, Ana Vinocur y Enrique Benkel
e-mail recibido del Cónsul de Israel en Uruguay Sr. Leo Vinovezky
From:
LEO VINOVEZKY ANA VINOCUR - SIEMPRE DE PIE Hace casi tres años que tuve la oportunidad y el gran honor de conocer a la incansable luchadora por los derechos humanos del pueblo judío que ha sido Ana Vinocur. En cada dialogo, en cada oportunidad, siempre he tratado de aprender de ella. Conocerla y conocer a otros sobrevivientes resulta siempre una lección de vida. Todos ellos son de alguna manera nuestras bobes y nuestros zeides. Una pregunta recurrente es ¿ Como hicieron ? A veces el optimismo de Ana y su "simjat jaim" parecían imposibles. Ya mucho se ha escrito y dicho sobre ella. Todo. Pero sin embargo nada alcanza para resaltar su forma de ser, su forma de pelear, su forma de decir, como los partisanos, "acá estamos". A un mes de su ida, la mirada de Ana, certera, cómplice, inteligente, nos dice que no debemos bajar los brazos. La Shoá debe estar a la orden del día, en cualquier momento y en cualquier lugar. Esa mirada, nos compromete. Nos obliga a comprometernos para recordar el pasado y para prevenir el futuro. Porque Irán, en silencio, el Hamas por la espalda, y vaya uno a saber quien mas, están preparando la próxima Shoá. Esa mirada que aprendieron a distinguir seguramente alumnos, ciudadanos comunes, políticos y por cierto, diplomáticos de aquellos países involucrados durante los años infames. La historia de Ana Vinocur z"l me retrotrae a una historia familiar. Hace 5 años mi tío nos visitaba en el kibbutz en el cual vivimos. El, hombre de teatro, del teatro yddish comprometido y sionista, aquel judío orgulloso que se ganaba el aprecio, el respeto y la admiración de su entorno no judío, llevaba el dolor de la opresión de su pueblo bien adentro intentando sacarlo afuera. Sus padres, habían salido a tiempo de Polonia, mas precisamente de Lomza y de Varsovia. No así otros integrantes de la familia. Era pues Iom Hashoa y los jóvenes del kibbutz de 15 a 18 años, organizaban el acto, como resumen de las experiencias vividas en el viaje de estudio a Polonia. El simbolismo era solido: jóvenes israelíes, judíos, pisando Auschwitz como para demostrar que no han podido con nosotros. El acto transcurría en el comedor del kibbutz y llego la hora del final, la hora de entonar el Himno de los Partisanos. Así, con mayúsculas. El público, unas 300 personas, permanecen sentados y cantan el himno en hebreo. Al segundo, mi tío se pone de pie y comienza a entonar el himno en yddisch. Su voz firme de una vida de ensayos y actuaciones provoca que cientos de personas sentadas, quizás con historias parecidas o similares, dirijan su mirada hacia nosotros dos. Miradas inquisidoras quizás, punzantes tal vez, curiosas por lo menos. Y es ahí cuando mi tío, dignamente me aclara: "querido sobrino, este himno no se puede cantar sentado, mira la letra, este es un himno que se recita solamente de pie". Esa frase me quedo grabada y así fue que ya éramos dos, las personas paradas. Por la memoria de Ana Vinocur, cuando nos refiramos a ella y a su legado, habrá que hacerlo poniéndose de pie. Leo Vinovezky Cónsul de Israel
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