"UN LIBRO SIN TÍTULO"

"SIN TÍTULO" 

PRÓLOGO

Nada podía ser más oportuno en estos momentos que una nueva edición de Sin título. A diario nos llegan noticias alarmantes acerca de nuevos brotes nazis en distintos puntos del globo. Una profusa literatura trata de falsificar la historia, "mejorando" la imagen de la Alemania hitleriana.  Para algunos pseudohistoriadores los judíos asesinados por el nazismo no fueron 6 millones sino muchísimos menos.  Un ambicioso escritor inglés pretende deslumbrar al mundo con una tesis "original": Hitler ignoraba los planes nazis de exterminio de los judíos.  A la grotesca propaganda neo-nazi se suma la llamada propaganda antisionista, con los mismos estereotipos, con el mismo odio ancestral, con las mismas groseras deformaciones de la realidad.

La humanidad no aprendió aún en la medida suficiente la trágica lección del Holocausto nazi. Por ello, la lección de repudio al odio y de humanismo militante debe ser enseñada una y otra vez.  Y un libro como éste la enseña con la más diáfana claridad.  Su mensaje de desesperación y esperanza, de descreimiento y de fe, de ternura y de cólera, es hoy más vigente que nunca.

El libro de Ana Vinocur encierra una terrible acusación contra un régimen que ha hecho de la degradación del hombre su filosofía.  Pero en su acusación no hay la menor retórica.  Su testimonio es vívido y realista y no vacila en describir situaciones de horrenda degradación humana.  A pesar de describir una comedia que, como la autora sostiene, "no es humana, como la de Balzac, ni divina como la del Dante, sino infernal" no manifiesta ningún afán por hundirse en lo hondo de la miseria humana, ninguna autocompasión enfermiza, ningún exhibicionismo morboso de llagas sangrantes.  Porque así como Ana Vinocur no trata de teorizar, tampoco trata de despertar la compasión del lector mediante recursos sensibleros.

Su libro "sin título posible" narra un drama espantoso.  Pese a ello, su historia está contada con un íntimo recato que está manifiesto en cada pasaje, en cada capítulo.  Ana Vinocur en ningún momento renuncia a lo más noble de la condición humana, a los valores eternos del amor filial y la amistad, a los vínculos afectivos que unen a los seres humanos aun en las circunstancias más trágicas. Es que esta hermana espiritual de Ana Frank podría repetir con la inmortal adolescente judía holandesa que pese a todo sigue creyendo en la bondad humana.

Ana Vinocur relata una historia de infinitas humillaciones, de brutalidades sin fin, de indignidades y de abyección.  Sin embargo, mantiene intacta su esencial dignidad humana, una dignidad que repele visceralmente el mal que trata de rebajarla, hundirla y aplastarla.  Quizás esta misma dignidad explique que la autora no trate de entender el nazismo.  Para ella es un fenómeno que está al margen de lo humano, por lo tanto no interesa.

Por otra parte, su objetivo es prestar testimonio, no explicar lo inexplicable ni entender la naturaleza de un mal cuyos extremos de humanización lo llevan a los límites de lo absurdo.  Sin embargo, Ana Vinocur es capaz de detectar cualquier chispazo de compasión, de restos de humanidad en el bando de los verdugos.

Su sana ingenuidad, su vigorosa salud espiritual y el equilibrio de su escala de valores no se han trastocado ni en las peores pruebas a que puede verse sometido un ser humano.  Esta sola razón presta un incalculable valor a su testimonio, pero hay otras igualmente valederas.  La principal de ellas es quizás que su libro contiene un entrañable mensaje optimista más allá del horror.  Y esto en un momento en que nuevamente parece haber nuevas razones para desesperar de la humanidad, no carece de peso.

No tiene sentido establecer comparaciones con otros libros acerca del martirologio.  Se ha escrito mucho, desde las más diversas perspectivas, y cada libro suele agregar algo propio, distinto, intransferible.  Si bien "Sin título" es un mero relato lineal, carente de una técnica literaria sofisticada, no puede decirse que esté al margen de la literatura y que deba ubicarse en esa categoría indefinida de "libro documento".  Hay demasiados destellos de poesía, de lirismo, de amor a la naturaleza, de calidez humana para negarle la amenidad de un buen libro de ficción.  Y hay demasiadas enseñanzas implícitas en este libro magnífico y terrible como para dejar de comprender que en el fondo se trata de una obra pedagógica.  Enseña más de lo que pueden hacerlo cuidados volúmenes, ricos en erudición, en cifras, en datos y en análisis históricos.  En su lenguaje sencillo y directo Ana Vinocur nos demuestra que más allá del horror, de la muerte, de la iniquidad, del sadismo, de los abismos más horrendos de la degradación, puede prevalecer la dignidad, la fe, la esperanza y el amor a la vida.  Es un libro para leer y releer porque es un testimonio sobre la muerte que exalta a la vida y una historia de barbarie e inhumanidad que enseña que no hay nada más importante sobre la tierra que la vida de un único e irrepetible ser humano.

Egon Friedler

Periodista y crítico musical y teatral

 

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